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Los trastornos del sueño y la esclerosis múltiple se encuentran muy asociados. Aunque los problemas a la hora de dormir son comunes, son más frecuentes en las personas que padecen esclerosis múltiple. Al menos un 70 % de ellas admite tenerlos, frente al 40 % de la población general. Además, muchas veces se encuentran infradiagnosticados, pues se prioriza el estudio de los síntomas más graves de la enfermedad.

Te contamos todo lo que necesitas saber al respecto.

Sueño y esclerosis múltiple

La cantidad de horas de sueño que necesita cada persona varía de una a otra, estando determinada genéticamente. Estadísticamente, para una persona adulta se sitúa entre 7 y 9 horas. Los trastornos del sueño más prevalentes en personas que padecen esclerosis múltiple son:

 

    • Somnolencia diurna: quedarse dormido durante el día o estar poco despierta.
    • Insomnio: dificultad para conciliar el sueño o para permanecer dormida.
    • Síndrome de las piernas inquietas: necesidad irrefrenable de mover las piernas o sensaciones anormales al estar sentada o tumbada.
    • Trastornos respiratorios del sueño: consisten en patrones de respiraciones anormales o pausas durante la respiración, provocando una ventilación insuficiente. 
    • Narcolepsia: somnolencia diurna excesiva o ataques de sueño repetitivos e incontrolables durante el estado de vigilia.

Pero… ¿Por qué se producen estos trastornos?

El hecho de tener esclerosis múltiple provoca que existan múltiples factores que pueden provocar estos trastornos:

  • La esclerosis múltiple produce un aumento de las sustancias proinflamatorias, las cuales alteran el ritmo circadiano. Este es una especie de “reloj” biológico, por lo que al verse alterado, nuestras horas de sueño y vigilia fluctúan.
  • Muchos fármacos que se emplean para paliar los síntomas neurológicos tienen como efectos secundarios la alteración del sueño.
  • La localización de las lesiones desmielinizantes es caprichosa, pudiendo atacar al área cerebral encargada del control del sueño.
  • Síntomas propios de la enfermedad como son el dolor, la espasticidad, la disminución de la movilidad, depresión…

¿En qué se traducen estos trastornos?

Estos problemas que puede que tú también sufras, pese a ser considerados como “menos importantes”, causan complicaciones en el día a día. Dormir mal influye en la capacidad para afrontar la rutina y sus actividades diarias, reduciéndola. Disminuyen la calidad de vida al impedir un descanso reparador. También pueden provocar una acentuación de los síntomas ansiosos depresivos y favorecer exacerbaciones como son la fatiga, la labilidad emocional o los problemas de concentración. Por último, también aumentan el riesgo de sufrir un brote.

Recomendaciones para una correcta higiene del sueño

Desgraciadamente, existen ciertos factores que no podemos modificar. Lo que sí puedes hacer es:

 

    • Seguir unos horarios regulares, acostándote y levantándote a la misma hora.
    • Evitar tomar excitantes como el café, té mate…
    • Realizar ejercicio habitualmente, pero evitándolo en las últimas horas de la tarde.
    • Intentar no usar pantallas ni iluminar en exceso los espacios antes de irte a dormir.
    • Respetar el tratamiento para mejorar la sintomatología.

Calidad de sueño es calidad de vida

Si tú también sufres estas “molestias al dormir”, no las dejes pasar por alto y actúa. El sueño y la esclerosis múltiple, pese a estar muy asociados, no tienen por qué ir de la mano. Solicita ayuda a profesionales y reduce la sintomatología.